La gestión del gobernador Jorge Sobisch comenzó a transitar el tramo final del camino hacia la impunidad para su gobierno, silenciando a la prensa y aniquilando la independencia del Poder Judicial.
Pretende así que los principales funcionarios de su gobierno dejen de ser investigados por la Justicia. Y se asegura de que jamás sean ni siquiera citados a declarar por posibles actos de corrupción.
Por eso, en menos de un año, designó a cuatro vocales en el TSJ con un procedimiento que no garantiza idoneidad ni transparencia; desarticuló la Fiscalía de Delitos contra la Administración Pública; designó funcionarios y jueces mediante concursos oscuros o sin concursos; devastó la carrera del empleado judicial nombrando practicantes; sumarió a quienes criticaron la falta de transparencia y de independencia del Poder Judicial y pretende eliminar la Defensoría de la Niñez y la Adolescencia y la 2302.
Ahora intenta remover a dos funcionarios judiciales que con criterio independiente han intentado mejorar el servicio de justicia: los fiscales Alberto Tribug y Ricardo Mendaña. Su intento de remoción constituye una maniobra de persecución política y una clara intimidación para los demás integrantes del Poder Judicial.
La indiferencia es complicidad, y estos atropellos sólo pueden combatirse con la activa participación de los ciudadanos. Para que no tengamos que lamentar mañana el mal que hoy no supimos combatir.