Ya en 1990 una resolución de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos había destacado la "complicidad manifiesta" del juez y su secretario en el secuestro y las torturas a Héctor López Aurelli.
Ex delegado bancario, militante católico y de la Juventud Peronista, "Vitín" Baronetto padeció en carne propia a Otero Alvarez en plena dictadura. El 22 de marzo de 1977 Zamboni Ledesma y su secretario se presentaron en la cárcel de Sierra Chica para tomarle declaración indagatoria, recordó ante Página/12:
–Antes de responder cualquier pregunta, quiero saber por qué mataron a mi mujer –indagó a los funcionarios.
Se hizo un silencio, hasta que Otero Alvarez tomó la palabra: –Mire, Baronetto, lo único que puedo hacer es leerle este parte militar. Leyó entonces un comunicado sobre la muerte de seis "delincuentes subversivos" el 11 de octubre de 1976, mientras eran trasladados desde la cárcel del barrio San Martín a un destino desconocido. "Vehículos civiles" interceptaron a la patrulla, se produjo un "intenso tiroteo" que terminó con seis muertos de un lado y ni un rasguño del otro.
–Eso a mí no me dice nada. Acaban de escuchar a Eduardo De Breuil contar que lo obligaron a presenciar el fusilamiento de su hermano y el comunicado dice que fue durante un "intento de fuga". Usted sabe que esos partes son pura mentira. Yo quiero saber quién autorizó que mi mujer fuera sacada de la cárcel, ya que estaba bajo las órdenes de ustedes –preguntó Baronetto, detenido junto con su esposa, Marta Juana González, en agosto de 1975, torturados ambos en el centro clandestino que funcionó en el D2 de la policía provincial. Zamboni Ledesma, ya fallecido, se mantuvo en silencio. Otero Alvarez repitió "no podemos hacer nada" y ante la insistencia de Baronetto su defensor oficial, Luis Molina, le advirtió que "el único perjudicado va a ser usted, deje las cosas como están".
Baronetto también relatará ante el Consejo de la Magistratura que siete meses antes del golpe de Estado denunció ante el Juzgado que integraba Otero Alvarez las torturas a las que fue sometido junto con su mujer. "Tanto me torturaron que tuvieron que internarme en el policlínico policial. Lo relaté cuando me indagaron, pero no investigaron ni hicieron nada", relató el actual funcionario.