"....sólo quienes lo quisimos con tanta intensidad podemos disfrutar en un momento tan duro, pensando que caminamos al lado de un grande..." RICARDO FUEYO*
Conocí a Eduardo en mi primera visita a Federación, en aquel viejo edificio de la AJB en la calle Rivadavia , allá por el proceso final de la dictadura.
Tenía una figura imponente ,me recibió con alegría porque Chubut era una provincia desconocida prácticamente en los ámbitos nacionales y enseguida me dio confianza.
Creo que Eduardo tenía la facultad extraordinaria de hacer de una derrota muy probable una victoria segura. Explicaba la ley de porcentualidad con una precisión y convicción que eliminaba rápidamente los miedos que teníamos aquellos que estábamos tan relegados salarialmente que a priori nos parecía imposible discutir con gobiernos y jueces que pretendíamos llegar a lo que nos correspondía.
Recuerdo la primera ocasión que vino Eduardo a Comodoro, a derrotar otra vez los miedos que yo tenía de pensar como reaccionarían los compañeros , que no tenían ningún tipo de influencia gremial, mas que la que pretendíamos darle quienes nos habíamos hecho cargo del gremio. Les habló a los cros. con la misma convicción que me había impactado anteriormente, les pasó una película con un discurso de Fidel y lo ovacionaron como veinte minutos....ese era Eduardo.
Cuando la ola cambió su curso y las conquistas seguras se transformaron en huidas desorganizadas, se abrió un debate en la Federación en el que nuevamente la sensación de miedo se instalaba en el salón, con encendidos discursos que no lograban corregir el rumbo. Yo miraba entonces a Eduardo, esperando alguna señal de que la cosa podría cambiar, pero el estaba acomodando sus papeles, como ausente, mirando ocasionalmente a los disertantes.....y entonces cuando ya la sensación era quemante porque empezaba a aparecer la resignación ante lo inevitable, Eduardo hablaba, primero lentamente, después con mas firmeza y en las tinieblas del instante anterior, dibujaba un sol que nos llenaba de esperanza, ponía el barco en el rumbo correcto, nos convencía una y otra ves que no se podía retroceder, que existían caminos por recorrer y salíamos con una alegría interior que te ponía al frente de la batalla como si te fueras de vacaciones.
Una mañana apareció Eduardo desencajado, traía unos papeles en sus manos. Le pregunté que era eso y me contestó , es el proyecto de ley de Reforma del Estado, “ lo tengo que leer bien , pero estoy convencido que es el proyecto mas maquiavélico que se podía idear en contra de los trabajadores y el país”. A las cuatro de la tarde reapareció y durante dos horas y media nos explicó con lujo de detalles que se pretendía , como estaba armado , a quienes beneficiaba y el efecto devastador que tendría para los trabajadores y fundamentalmente para el país.
Había nacido el proceso neoliberal que encarnaba Menem y Eduardo lo describió con tal exactitud, analizó con tal contundencia lo que se venía encima, que hoy me parece imposible que lo hubiera podido hacer sin haber vivido adelantado en el tiempo. Fue un análisis del 2.001, pero hecho en 1991, una cosa imposible de describir.
No se quedó allí, tras el impacto nos empezó a azuzar para la lucha, volaba al Congreso para tratar de salvar la ropa de los judiciales en interminables discusiones con los diputados y senadores y volvía a traernos las novedades y agregaba datos sobre el huracán que estaba por destruirnos “la que se le viene a los bancarios, son los primeros que van a desaparecer” comentaba en medio de la vorágine.
Pero hizo mucho mas que eso, preparó a cientos de dirigentes que nos transformaríamos en la cabeza de la oposición al proceso que se instalaba en Argentina y Latinoamérica, nos explicó la dureza de los tiempos futuros, pero también dejo siempre claro que con lucha, se podía derrotar a semejante maquinaria perversa y tenía razón.
En medio de todo se vino la ofensiva interna en la FJA, la deserción de la Unión y otros que exigían la desaparición de los que no fueran menemistas y Eduardo una ves mas nos aglutinó, rearmó las filas, fijó nuevos objetivos, sacó a la superficie a cuadros que nos veníamos preparando desde tiempo atrás, defendió la pluralidad y logró que fuera nuestro humilde gremio una verdadera vanguardia entre los de vanguardia.
Al respecto me queda muy nítida una imagen. Dirigentes nacionales de otros gremios nos explicaban que pese a entender la gravedad del proyecto neo liberal, no estaban en condiciones de encabezar todavía la lucha contra dicho proyecto. Nosotros acabábamos de lanzar el primer paro general contra Menem a menos de dos meses de iniciado su primer mandato y yo muy suelto de cuerpo les dije “No hay espacio para tibiezas, si estan convencidos de lo que se viene, pónganse a la vanguardia o vayan a juntarse con todos los traidores que están vendiendo a los trabajadores”....Eduardo se sonrió, me abrazo y me dijo “Ricardo me has dado una alegría que no te puedo describir“ y nos fuimos caminando por Rivadavia para arriba.
Podría seguir horas y horas contando anécdotas y sensaciones, pero creo que con Eduardo realmente para muestra basta un botón. Fue un amigo queridísimo, un buen confidente, un maestro magistral, un dirigente imposible de emular.
Muchos los criticaron es cierto y en algunas cosas seguramente tendrían razón, pero olvidaron que en la balanza hay que pesar todo y creo que olvidaron todas las lecciones que Eduardo nos dio en el tiempo y no analizaron el desgaste que significaba sufrir tantos embates contra los intereses populares y además de sufrirlos poner cara de “todo está bien” y seguir juntando fuerza organizada para derrotar algún día tanta injusticia.
Creo haber echo un aporte importante para la causa popular en medio de tanta mediocridad y no tengo ninguna duda que ese aporte se lo debo a Eduardo.
Me quede con la enorme angustia de no haberle dicho todo lo que significó su esfuerzo para muchísimas personas, que incluso en la mayoría de los casos nunca lo conocieron ni supieron de su existencia.
Se fue mi gran amigo al que se que le fui siempre fiel, aunque eso no sea suficiente, descansa en paz, pero sus ideas corren por todos lados, sus convicciones toman una dimensión incalculable, Eduardo, el hincha de Racing, el que amaba a General Roca, el que logró conquistas con su gremio que son incomparables para cualquier otra organización sindical, el que tuvo en su compañera Olga un pilar que le permitió desarrollar toda su inteligencia y volcarla decididamente en pro de un mundo distinto, se fue sin avisarme y en medio de tanto dolor, debo confesar que sólo quienes lo quisimos con tanta intensidad podemos disfrutar en un momento tan duro, pensando que caminamos al lado de un grande.
(*) Ricardo Fueyo fue Secretario de Prensa de la FJA y Secretario General de los Judiciales Chubutenses.
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A LA COMPAÑERA OLGA BUENO **
Olga: pude percibir en los judiciales jujeños mucho pesar por la noticia de la desaparición física de Eduardo Fernández Novoa, los compañeros con cierta antigüedad rememoraron la exposición de Eduardo defendiendo la democracia en nuestra Legislatura, en los tiempos de la Dictadura Militar, cuando no muchos se atrevían a debatir y alzar la voz de los trabajadores.
El compañero Eric Antonino Gaspar anfitrión de ustedes en su paso por nuestra ciudad, disfrutando su luna de miel, adquirió de este ilustre dirigente su sapiencia y experiencia, que hasta el día de hoy cuando café de por medio charlamos sobre la Federación Judicial Argentina cita y trae su nombre para respaldar aquellos objetivos y luchas de los judiciales provinciales, sobre todo, cuando añoramos la tan ansiada Ley Porcentual con Enganche Nacional. Personalmente tuve la suerte de conocerlo en estos últimos años de participar en las Reuniones Federativas, con preconocimiento de su capacidad, honestidad y coherencia con su ideales, me acercaba cada vez que podía a dialogar, tal vez en un primer momento influenciado por los relatos de "Nino" Gaspar.
Pero luego su descollante personalidad y discurso fueron motivo más que suficiente para atraer mi atención y admiración, dirigente digno de imitar.
Olga cuando el destino depara para compartir la vida, a un compañero como Eduardo solamente su desaparición física es notoria, porque siempre los judiciales argentinos y especialmente los jujeños, lo mantendremos siempre presente en nuestros pensamiento, ideales y lucha por alcanzar los justos derechos de los trabajadores..
Freddy Antonio Berdeja [Secretario Gremial de los Judiciales Jujeños (A.J.P.J.)]
(**) La publicación de esta carta fue autorizada por Olga Bueno y Freddy A. Berdeja.-