Acabamos de conocer el fallo de la causa “Marita Verón” y sólo podemos sentir asco. Por estos días, como desde hace mucho, se habla insistentemente de la “inseguridad”. Y nos preguntamos: ¿qué seguridad tuvo Marita Verón de su integridad personal?, ¿qué seguridad tuvo su madre, tuvimos todos, sobre la calidad de la investigación penal?. Por supuesto que ninguna.
El crimen que desapareció a Marita es el crimen organizado. Pero no se trata de una organización cualquiera. Hace falta una infraestructura importante para realizarlo. Pero, sobre todo, hace falta impunidad. La impunidad que permite su desaparición, la trata, la explotación sin problemas.
¿Quiénes la proveen? Son unos cuantos. La policía socia del crimen, los jueces corruptos y el poder político. Ese mismo poder político que designa a los jueces y maneja a la policía.
No hay excusas. No aceptamos que ahora los funcionarios de turno digan sentirse acongojados o que los voceros de la justicia nos expliquen que los jueces se valen por las “constancias obrantes en el expediente”. No quisieron investigar, pusieron trabas, son cómplices.
La democracia real no es tal porque haya espectáculos artísticos en las calles. La democracia es una construcción permanente, paciente y que requiere de la participación popular en todo momento.
Los feudos provinciales son la antítesis. Ahí lo vemos en Formosa con dos nuevos asesinatos de compañeros qom. Lo vemos hoy en Tucumán con esta farsa judicial.
En este momento de bronca y dolor debemos exigir explicaciones. No bastan las palabras de circunstancias. Hay responsables de la impunidad del crimen organizado en Tucumán; algunos por acción, otros por omisión y otros por apoyar por oportunismo político a los que dan la impunidad. Los gobernantes tienen la palabra.
Hugo Blasco - Secretario General AJB y Secretario DD.HH. CTA Nacional