Sin lugar a dudas se trata de una visión muy limitada y según la cuál los genocidas eran una banda de asesinos guiados simplemente por el placer de hacer el mal. Como sabemos esto no fue así. El accionar represivo respondió a la necesidad de imponer “a sangre y fuego” un modelo económico y social que no era posible hacerlo ni siquiera en el marco de una seudo democracia. Modelo que alcanzó su mayor expresión en la década de los 90 y que en la actualidad sigue vigente a pesar de algunos cambios, más de forma que de sustancia, que se operaron en los últimos años. En todo caso se trata de un cambio del grupo hegemónico en el poder económico.
Pero la otra limitación es que esta interpretación de los DDHH reduce a los mismos y a sus violaciones a los secuestros, detenciones ilegales, torturas, desapariciones, asesinatos, robos de bebés, entre otros delitos. A partir de lo expresado surge la pregunta: ¿Cómo se defienden los DDHH hoy? ¿Acaso la dictadura no fue la expresión más cruel del PODER para evitar la concreción de los DDHH? Vivimos en un estado “de derecho”, muy imperfecto, pero en el marco de la vigencia de un régimen constitucional. Es entonces cuando debemos ser muy precisos a la hora de definir a los DDHH. Porque así como la democracia no es solamente votar cada dos años, el respeto a los derechos humanos no pasa solamente por no ser detenido ilegalmente o torturado (cosa que hoy sigue ocurriendo). Abarcan una serie muy amplia de derechos que hacen fundamentalmente al derecho a la vida: alimentación, agua, medio ambiente, cultura, salud, educación, seguridad social, vivienda, etc. Y es aquí donde los trabajadores debemos cuestionar al sistema y al modelo imperante.
¿Todos los trabajadores tenemos garantizados los derechos mínimos, que además tienen el carácter de inalienables, para una subsistencia digna? Cuando se celebra el 10 de diciembre el Día de los Derechos Humanos en conmemoración a la Declaración de los Derechos Humanos de la ONU de 1948, ¿analizamos la vigencia y el respeto de los mismos en nuestro País? Estos interrogantes tienen su razón de ser en la Argentina, donde algunos políticos y/o intelectuales entienden que desarrollar estrategias políticas a partir de considerar la centralidad que debe tener el Ser Humano en nuestros objetivos pueden aparecer como funcionales a la derecha, o incluso, un accionar destituyente.
En estos días se dio un debate interesante aunque de bajísimo nivel a raíz del asesinato del compañero Mariano Ferreyra a manos de la patota sindical. Lo que algunos propusieron discutir no fue lo deleznable de las tercerizaciones en la actividad laboral y sus tremendas consecuencias contra los trabajadores, ni mucho menos el asesinato del compañero, sino cuestionar que militantes de izquierda como Ferreyra salieran a solidarizarse con los trabajadores ferroviarios que ven negados sus derechos laborales y gremiales porque supuestamente “le hacen el juego a la derecha”.
Lo mismo piensan estos “comisarios políticos de la revolución del capitalismo en serio” respecto a los integrantes de la comunidad Qom de Formosa, mandados a reprimir y asesinar por el gobernador oficialista Insfran, cuando aquellos defendían sus tierras, su forma de vida y sus viviendas. En la “toma” del Parque Indoamericano se especuló sobre los operativos políticos de Duhalde, Macri, Barrionuevo, el kirchnerismo, pero no se analiza la cuestión de fondo, que es la falta de vivienda de miles de compatriotas.
Los trabajadores debemos fijar con absoluta libertad y desde nuestra identidad de clase los ejes de nuestra política en materia de DDHH. Consecuentemente desde la CTA proponemos:
1) MEMORIA, VERDAD y JUSTICIA: a) apoyar el avance de las causas judiciales contra los genocidas desde el 76 en adelante y también por los crímenes de la Triple A; b)impulsar la participación de las CTA provinciales como querellantes en los juicios como ocurre en Pcia de Buenos Aires con las causas Etchecolatz, Von Wernich y Unidad 9; c) apoyar y colaborar activamente en la investigación para su posterior procesamiento por genocidio de los casos de responsabilidad del poder económico, en especial el capítulo deuda externa; d) exigir la unificación de las causas; e) exigir que los jueces a cargo de las causas se dediquen exclusivamente a ellas a fin de lograr su dedicación total.
2) DERECHOS HUMANOS HOY: impulsar todas las políticas y acciones necesarias para lograr que la vigencia plena de los DDHH sea una realidad para todo el pueblo argentino y en particular su clase trabajadora. Estamos viviendo una etapa histórica apasionante en todo el continente latinoamericano. No podemos desperdiciar la oportunidad que se nos presenta de avanzar decididamente hacia nuestra definitiva independencia. Pero no lo lograremos si no cuestionamos al sistema capitalista, si no nos proponemos seriamente la construcción de una sociedad solidaria, democrática, igualitaria. No lo lograremos poniendo excusas para no tocar a los grandes intereses, o proponiendo convivir “armónicamente con ellos”, que entre otras cosas fueron los impulsores de la dictadura. El capitalismo no llegó para quedarse como algunos pontifican para justificar su adhesión al mismo o su derrota. Triunfaremos en la medida que actuemos con autonomía e independencia del Estado, de los partidos políticos y de las patronales teniendo como objetivo central la liberación de la clase trabajadora. Es un camino muy arduo, seguramente muy largo, pero es el que nuestra responsabilidad y compromiso de clase nos exige.-
Buenos Aires, enero de 2011.
Hugo Blasco Secretario DDHH CTA Nacional