"El animal" JUAN GELMAN
¿Qué comimos hasta hoy de memoria? ¿De cuál? ¿De qué estoy hablando?
En verdad, estoy casi pensando en voz alta junto a ustedes.
El ser humano necesitó, desde sus orígenes, recordar y compartir, celebrar, festejar. Hay sensaciones que nos remiten a una ceremonia privada: una pareja celebrando un encuentro amoroso.
El espacio común que reúne a la familia, en los almuerzos domingueros, tienen el olor y el sabor de un asadito o de la pasta.
¿Quién no recuerda la emoción que sentimos, o el miedo al ingresar de la mano de mamá al patio de la escuela el primer día de clases?
Recordarmos saberes, emociones, sensaciones, olores, sabores, que hemos compartido en lugares y momentos diferentes. Ese animal, junto a los otros, sabe cómo y dónde celebrar cada rito. En esas ocasiones, nos adueñamos del mundo, que deja de ser ancho y ajeno.
Podemos acortar las distancias entre la angustia de la supervivencia, amortiguamos los dolores, potenciamos nuestros deseos.
En cada celebración hay un clima de seguridad porque sabemos y sentimos que todo lo que va a suceder está allí, donde debe estar. Y al mismo tiempo, hay un aire renovador que respiramos.
Cada festejo nos confirma la presencia permanente de la vida, más allá de los hombres que lo protagonizan.
Pero cada hombre, también, al rememorar celebrando, mira su propio pasado y se reconoce en su historia y en la de los otros.
Y es su historia y la de los otros la que puede festejar. Sus luchas, sus fracasos y victorias.
Y también, desde allí, proyectarse en un futuro, diseñar un mañana. Recrear y crear; celebrar y trabajar. Celebrar trabajando, trabajar una celebración.
¿En qué rincón de nuestra memoria colectiva quedó fijado que debíamos celebrar los doce de octubre?
¿Qué sombra debería alimentar al oscuro animal para que nuestra memoria no quede sorda al clamor de tantos siglos?
Hace quinientos diecisiete años que festejamos sobre los huesos de los antepasados de estas tierras.
Hay un sueño que no debemos dejar que devore nuestro oscuro animal: el sueño de Bolívar, el de Zapata, el sueño de Artigas, el de San Martín.
Nuestra memoria debe recuperar y alimentar ese proyecto latinoamericano. Hacerlo NUESTRO. Día y Noche. Palpando hasta el más chico de nuestros errores, denunciando nuestros miedos.
No dejemos dormir nuestro proyecto, celebremos.
No comamos la memoria de nuestros sueños más preciados. Seamos su oscuro animal.
CELEBREMOS.
GLORIA MATHERN
Secretaria de Organización e Interior de AJER PCIAL.
Secretaria de Género e Igualdad de Oportunidades de la CTA ENTRE RIOS